20/11/11

Lluvia

Sentir que la lluvia purifica tu piel al resbalar por tu pecho, tus pulmones cuando esta húmeda sensación a limpio te embriaga al respirar, tu pelo... hay pocas sensaciones que me hagan sentir tan humano como la lluvia. Es algo que, desde que tengo memoria, recuerdo como placentero; como cuando corría por mi calle con escasos seis años cada vez que llovía en vez de esconderme bajo los portales como el resto de mis vecinos, o cuando salía al patio del colegio cada vez que diluviaba mientras los monitores iban recogiéndonos para que no nos pusiéramos enfermos. Adoraba jugar a esconderme por mi colegio para que no nos encarcelaran en el 'Poli B', el único polideportivo cubierto que teníamos. El Nuryana era francamente grande y muchos monitores patrullaban en busca de niños sin protección para arrastrarlos al polideportivo cubierto, lugar donde nos masificaban hasta nueva orden. Yo era uno de esos que corría de cobertura en cobertura escapando de esos vigilantes, vanagloriándome cuando lograba escabullirme entre las clases para poder disfrutar de una carrera bajo la lluvia. Desde pequeño sentía cierta liberación cuando la lluvia arrastraba todo lo negativo que iba acumulando cada vez que una mala situación me hacía sudar. Simplemente espero que esta vez también me haya liberado. Porque, francamente, lo necesito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario