21/7/11

Prólogo: El saludo

'Lo siento, pero este fin de semana vas a ser mi novia de toda la vida... la que llevo un año sin ver'. Fue lo único que hablamos casi hasta salir de la estación de tren. Nos habíamos visto, me había acercado a tu frente para que recordases qué se sentía y te había soltado la bomba. La había soltado al oído, mientras nos abrazábamos, y había hecho un destrozo poco a poco en tí... empezando en la cabeza y contagiándose por todo el cuerpo. La mezcla perfecta entre malestar al sentirse débil y ese cosquilleo de... bueno... ese cosquilleo que acompaña la mayoría de escasos momentos que merecen la pena recordar. Y tú reaccionaste como pudiste. No borraste la sonrisa pero fuiste incapaz de articular una respuesta en todo el trayecto hasta la salida, y yo no era capaz de buscar otras palabras que le pudieran ser dignas. Así que fue lo único que nos dijimos hasta salir de la estación.
La verdad es que llevaba todo el viaje pensándolas, y no es un trayecto corto. No me gustaba la idea de imaginar todas las posibilidades que podrían suceder en ese fin de semana como estaba haciendo, buscando la forma de hacerte un momento inolvidable con detalles o palabras. La espontaneidad es mucho más sensual, divertida y mágica, es algo que todos sabemos, pero sabes tan bien como yo que si fueras directo a ella en un viaje tan largo, siendo consciente de que cada minuto estabas más cerca; no podías evitar pensar en lo que sucedería. No podías evitar imaginar las posibilidades de cómo irá vestida, concluyendo que importa realmente poco; de cómo se comportará el resto de la gente; de dónde llevarla a cenar; de qué temas sacar para que sonría; de qué cosas hacer para que mantenga esa sonrisa esas setenta y ocho horas... pero no sólo eso, sino temas mucho más vanales. Si el hotel tendrá espejos desde la cama, cómo sorprenderla con ropa al salir de fiesta, si en la ducha cabremos... Para llegar a una única solución: cualquier medio es bueno, para darle el mejor momento de su vida. Y todo momento, debe empezar con un buen principio. El trayecto concluyó con una sola frase como fruto, y unas terribles ganas de empezar a vivir el momento que nunca olvidaríamos. Porque por mucho que me empeñase en hacértelo inolvidable... para quien de verdad lo fue, es el que se molesta en escribirlo.



Surth
Tras un entrenamiento para los dedos, con suerte le sigue algo digno. Porque las ganas, no me faltan.

14/7/11

Reencuentro

Llevaba demasiado tiempo echándote de menos como para que se considerase sano no saber de ti. El problema es... esto. Que cuando nos vemos tú alzas tu coraza de chica sensual, fría e importante. Y yo me visto con la armadura de capullo listillo y graciosín. Porque no sabemos actuar de otra manera. Porque tenemos que tratar de demostrarnos que somos unos grandes gilipollas, o por lo menos intentamos demostrarnos que no estamos ansiosos por saltar a los brazos del otro y ahogarlo a abrazos. Porque sabes que es lo que yo querría, y yo sé que tú estarías encantada en que lo hiciese. Pero no, nos comportamos como si tuvieramos que mantener la distancia; nos recreamos en las diferencias que nos demuestran que entre tú y yo no hay lo mismo. Obviamente que no hay lo mismo, sino no hubiera pasado un jodido día sin tenerte cerca de mí; pero sabes tan bien como yo que son una gilipollez las diferencias entre nosotros... que los dos podemos encontrar motivos suficientes en el otro como para ser jodidamente felices. Que has sido una de las personas más importantes en mi vida y ninguno de los dos vamos a hacer nada para evitarlo, o para intentar borrarlo de nuestra cabeza. Porque no tenemos porqué hacerlo. Porque pensar en ti sólo me trae una puta sonrisa a la cara, y me duele que la gente trate de hacerme sentir mal porque te recuerde. Claro que te quiero recordar. Si por mí fuera, no me hubiera alejado ni un jodido metro de ti. Pero a veces es verdad que resulta casi necesario, que podría hacer daño a otras personas y... bla, bla, bla. Pero te echo de menos. Obviamente que te echo de menos. No los besos, ni los 'te quiero', ni siquiera el s... no, no es eso. Lo que hecho en falta es sentir que me comprendías. Es sentir que me valorabas, que venías a mí en busca de consuelo o consejo. O cómo reíamos. Joder, nos pasábamos todo el jodido rato riéndonos. Echo de menos que me hicieras snetir alguien útil en este mundo, tu protector... aunque fuera una simple fantasía de niños donde ella buscaba cobijo bajo sus brazos, y él fuera capaz de mantenerla pese a cualquier cosa. No, nuestro tiempo de besos ya pasó. No creo que eso vuelva a funcionar. Pero... ¿Perderte? No tiene sentido. Pocas personas en el mundo podrán encajar tanto como tú. Coño, si hasta escribiendo consigues que escriba yo también, joder. Y punto. Total, esto no se puede publicar porque entonces le darán más vueltas de lo debido, más significado del que tiene o se quedarán con detalles en vez con el mensaje: te echo de menos, y quiero formar parte de tu vida, y que tú formes de ella. No como antes. No sólo como un recuerdo. Simplemente... joder, si tanto nos quisimos, será porque sí es verdad que hacemos magia juntos, ¿no?

Por fin el reencuentro, pestaña de 'Creación de entradas',