28/6/12

Un jodido manipulador

Siempre he tenido habilidad para maquillar y adornar las palabras y moldearlas hasta encontrar lo que busco producir. Es cierto que muchos temen a las personas con estas cualidades y los entiendo, ya que personalmente creo que tienen un poder en sus manos inmensos. Yo, personalmente, en algunas ocasiones me he sorprendido hasta qué punto se puede obtener de alguien resultados absolutamente inesperados tan solo con escoger bien las palabras para acariciarle donde realmente lo necesita, y así guiarlo hasta lo que tu esperabas. Es cierto que no soy el señor Cobb ni Rusty, y obviamente mis capacidades están muy limitadas, pero sí soy consciente de que puedo lograr que sientas una idea como tuya cuando, en el fondo, he sido muy partícipe de ella.

Es de las pocas habilidades de las que realmente me siento orgulloso y me encanta siempre tanto ejercitarla como seguir mejorándola. Obviamente una de las ideas que debe estaros rondando es 'joder, estás presumiendo de ser un jodido manipulador' lo cual, en cierto modo, es cierto. Pero no creo que sea una vergüenza reconocer que eres capaz de ello. Sobretodo porque siempre me he sentido que realmente estoy desaprovechando este don, y por eso la mayoría de mis fantasías suelen incluir un toque de dominación o sugestión. Hay ocasiones en las que pienso que, si hubiera escogido con otra intención las palabras, podría conseguir que personas que me vuelven loco estuvieran a mi vera. Pero, por otra parte, en esa situación, es mi cabeza la que toma la decisión de usar esta habilidad para conducir a esa persona a un estado de confianza mayor, para tratar de convencerle de que realmente puede con la situación o que es una de las personas más jodidamente increíbles que he conocido. Realmente podría haber intentado algo, aunque eso no significa que lo fuera a conseguir, pero escogí en su lugar dedicar mis fuerzas y mi intelecto a cuidar el envoltorio de las palabras hasta lograr esa sonrisa con la que te vas a presentar al conflicto que antes te tenía seria. Esta es una de las principales razones por las que todavía me queda una larga temporada sin pasión, así como una de las principales causas que os hace sentir tan a gusto a mi lado. Cuando estáis conmigo estoy dedicando todo lo que tengo a vuestra sonrisa, y sé que os dais cuneta cuando, por comparación, descubrís que la mayoría de las personas no logran la confianza que yo, casi involuntariamente, he conseguido para que me confieses esos miedos, o busques mi apoyo, o...

Y con esto sólo quiero dejar clara una cosa: sí, obviamente pongo todo lo que tengo para hacer de tu vida un rincón más feliz. Y sí, si me esfuerzo en ello, es porque creo que mereces mi atención y mi tiempo. Y, teniendo en cuenta que es lo poco valioso que puedo ofrecer al mundo, será porque te considero lo suficientemente especial... ¿no?

19/6/12

No busco casarme contigo


No te confundas, querida, porque casarnos y cansarnos no es lo que busco. No es que no fueras digna para eso, sino que las curvas de tu cuerpo se amoldan a mis manos demasiado bien como para malgastar el tiempo con hijos y suegros. Lo que busco es que una tardes apagues el móvil y te lo dejes en casa; que te pongas esa falda, te coloques medianamente el pelo y desde que salgas de tu portal te quedes en mis manos. Lo que quiero es descubrir todos tus tipos de carcajadas, así como tu amplio registro de sonrisas. Lo que intento es lograr que tu pelo se despeine, conocer si de verdad esos labios saben tan bien como parece y si se quedarán las marcas de mis dedos en tus piernas. Sólo es una tarde de risas, besos y paseos; de arañazos, lametones y susurros; de jadeos, suspiros y mordiscos. Quiero darte una tarde que te deje el sabor de boca para que dentro de unos días ansíes otra, pero tardes una semana más en confersármelo.

Quiero vivir contigo todas las locuras que seamos capaz de improvisar, para así poder revivirlas en mis noches solitarias hasta agotarlas y necesitar otra sesión de tu terapia. Sin ataduras, sin compromisos, que desde que te recoja hasta que te devuelva a tu hogar seas completamente mía sin importar el resto del tiempo. Quiero mi tarde, la que me he ganado y con la que, en el fondo, sueñas también tú. Necesito mi ración de tu piel, mi porción de tu saliva y escuchar la melodía de tu voz. Necesito mi dosis de ti, y eso es sólo lo que pido. Y lo que, no lo dudes ni por un momento, me ganaré si me dieras la oportunidad. Porque cariño, no te confundas, no busco casarme contigo, sólo darte la mejor noche de bodas que puedas imaginar para que no te haga falta el trámite de casarte con nadie. Porque como siempre, mylady, aquí estoy para servirte. Y eso incluye atender cada capricho por el que suspire tu cuerpo...

15/6/12

Mi cuerpo me está gritando

Mi cuerpo me está gritando que luche por tenerte cerca otra vez. Las yemas de mis dedos ansían de nuevo poder pasear por tus suaves curvas, y tiemblan al recordar el tacto de tu piel erizada por mis mordiscos. Mis dientes anhelan la sensación de masticar tus músculos desgarrando tu autocontrol. Las manos todavía se entrenan para inmovilizar tus muñecas, y mi espalda echa en falta las marcas de tus arañazos. Mis brazos practican para volverte a alzar de nuevo mientras mis piernas descansan por si volvemos a concedernos un baile bajo las sábanas.

He comenzado a usar gafas porque mis ojos se niegan a enfocar un plano donde no aparezcas, y siento como mi olfato ha perdido precisión porque sólo le preocupa encontrar tu aroma entre el mundo. Mi cuello se siente desatendido, y mejor no nombremos otras partes de mi cuerpo que me exigen unas manos hábiles, como las tuyas. De mis labios... los cabrones tratan de recordarme que ningún sabor se podrá comparar al tuyo. Se cuartan al recordar la sensación de tu lengua recorriéndolos con delicadeza. 

No soy capaz de dominar mi cuerpo. Parece que están organizando una rebelión exigiéndome que te vuelva a ver. Entiéndeme, cariño, no lo hago por mí, lo hago porque lo necesita mi cuerpo. Así que apiádate de él, y mis manos se volverán incluso más agradecidas que antes. Además, no nos engañemos, estoy seguro que tu garganta también echa en falta sentir ese picor de tanto gemido...

3/6/12

Madeja de sentimientos

La verdad es que es una sensación extraña. Aunque, en realidad, puede que se me antoje extraña porque llevo tratando de prohibirme estos asuntos durante demasiado tiempo, y ahora soy incapaz de afrontarlo porque he perdido todas mis armas. Pero no puedo evitar pensar demasiado en alguien. Eso, por si solo, no debería ser algo malo o algo a evitar, pero hay ciertas razones que me provocan un sabor de boca amargo porque me suceda. Entre ellas se podría enumerar que creo que a la otra persona esto le provoca malestar o incomodidad, lo cual cambia totalmente el asunto; que me siento débil sabiendo que no conozco los límites a los que puedo llegar por alguien así; y que en definitiva no tiene sentido alguno. Si es que estos temas en algún momento de la historia de la humanidad han tenido sentido.

Trato de explicarme mejor: no es que no tenga sentido porque sea alguien que no merezca la pena, porque entonces ni siquiera estaría debatiéndome nada. Sino porque es alguien tan diferente a mí que no me veo capaz de ofrecerle nada a la altura, y en realidad conozco solo la superficie. Es una de estas personas que te dejan con el regusto de que sea lo que sea que tengas por descubrir de ella, va a gustarte más. Y estoy seguro que quedan muchas cosas por descubrir. Pero describirla es un tema que dejaré para otra entrada, cunado tenga ánimo y fuerzas para convertirla en un poema a la altura; ahora simplemente lo que necesito es dejar fluir esta madeja de sentimientos con la esperanza de poder así ser capaz de ordenarlos y entenderme mejor. Obviamente, como la mayoría de mis menesteres, no ha salido bien y poco he sacado en claro. Pero he llegado a una conclusión: cunado llegue el momento, le debo una entrada. Todo sea dicho.