22/4/12

Describirte: Labios


Llevaba tiempo evitando esto. Bueno, yo creo que una parte de mí llevaba tiempo evitando esto mientras otra es lo que deseaba escribir desde el momento en el que volví a abrir un bloc de notas para retomar todo esto. Y es que lo que buscaba era escribirte. O describirte sería más apropiado... aunque en realidad, lo que describo son las sensaciones que me produces. Pero si alguna vez he tenido la esperanza de escribir algo realmente bonito aquí creo que seré capaz de conseguirlo si te describo... porque, por muy pegajoso que suene, conozco lo suficiente mi vida como para saber que sin duda eres lo más especial que ha pasado por ella. Y he escogido especial por no llamarte preciosa, que realmente suena empalagoso.

Realmente no soy capaz de ordenar mis ideas cuando el tema eres tú. Normalmente me cuesta, pero ahora soy incapaz de estructurar por dónde comenzar a hablar de ti. Tal vez sea mejor empezar con las cualidades que te definen, o con lo que todos se fijan, o mejor esos detalles que yo he tenido la suerte de conocer y no están al alcance de todos... pero es cerrar los ojos contigo en mente y una secuencia interminable de sensaciones e imágenes parecen luchar en mi cabeza. Me viene la imagen del primer beso, casi a escondidas, los nervios, el cosquilleo en la garganta que el etanol trataba de matar, las miradas de saber cómo iban a terminar las cosas, mis intentos, tus respuestas; recuerdo un hotel, tú dormida, una sonrisa que dolía de sincera, unas sábanas blancas; aparece una sonrisa, y otra, y risas, siempre risas, en muchísimas situaciones reías y me mirabas; veo unos ojos, unos ojos que me sonreían, o que me deseaban, incluso a veces me retaban, otros me agradecían, y la mayoría me amaban.

Pero, intentando organizarlo, me doy cuenta que hoy no soy capaz de escribirlo. Hoy no soy capaz de escribirte. Tengo que dejarlo como una tarea pendiente, porque ahora mismo si pienso en ti recuerdo esos labios. No soy capaz de quitármelos de la cabeza. Recuerdo cómo se mordían, cómo reían o escondían una sonrisa en esos momentos de enfado que acababas echándote a reír. Recuerdo cómo me miraban, incluso cómo me hacían estremecer ya sea sin siquiera rozándome o recorriéndome con ternura. Recuerdo esos labios que me susurraban, me gritaban y gemían; esos labios que nunca dejé de mirar. Es cierto que tienes un escote envidiable y uno de los cuerpos más bonitos que podré encontrar a lo largo de mi vida; pero la mayoría de las veces se me iban los ojos a tus labios, no a tu canalillo. Siento decirte cariño, que por mucho que te pongas esos vestidos que descubrían el placer de tus piernas, o incluso en lencería... para mí siempre eclipsó tus labios al resto de tu cuerpo. En el formato que sean, desde la inocente sonrisa a cuando devoraban los míos, cuando pienso en ti ahora mismo no soy capaz más que pensar en ellos. Y por eso dejo esto como pendiente, porque me debo un rato para describirte, para recordarme porque tú y no cualquiera del resto de millones que hay sobre esta tierra. Pero hoy, siento decirte, sólo soy capaz de morir por esos labios.

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