19/6/12

No busco casarme contigo


No te confundas, querida, porque casarnos y cansarnos no es lo que busco. No es que no fueras digna para eso, sino que las curvas de tu cuerpo se amoldan a mis manos demasiado bien como para malgastar el tiempo con hijos y suegros. Lo que busco es que una tardes apagues el móvil y te lo dejes en casa; que te pongas esa falda, te coloques medianamente el pelo y desde que salgas de tu portal te quedes en mis manos. Lo que quiero es descubrir todos tus tipos de carcajadas, así como tu amplio registro de sonrisas. Lo que intento es lograr que tu pelo se despeine, conocer si de verdad esos labios saben tan bien como parece y si se quedarán las marcas de mis dedos en tus piernas. Sólo es una tarde de risas, besos y paseos; de arañazos, lametones y susurros; de jadeos, suspiros y mordiscos. Quiero darte una tarde que te deje el sabor de boca para que dentro de unos días ansíes otra, pero tardes una semana más en confersármelo.

Quiero vivir contigo todas las locuras que seamos capaz de improvisar, para así poder revivirlas en mis noches solitarias hasta agotarlas y necesitar otra sesión de tu terapia. Sin ataduras, sin compromisos, que desde que te recoja hasta que te devuelva a tu hogar seas completamente mía sin importar el resto del tiempo. Quiero mi tarde, la que me he ganado y con la que, en el fondo, sueñas también tú. Necesito mi ración de tu piel, mi porción de tu saliva y escuchar la melodía de tu voz. Necesito mi dosis de ti, y eso es sólo lo que pido. Y lo que, no lo dudes ni por un momento, me ganaré si me dieras la oportunidad. Porque cariño, no te confundas, no busco casarme contigo, sólo darte la mejor noche de bodas que puedas imaginar para que no te haga falta el trámite de casarte con nadie. Porque como siempre, mylady, aquí estoy para servirte. Y eso incluye atender cada capricho por el que suspire tu cuerpo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario