30/10/11

Ridículo

No creo que la superación del sentido del ridículo me convierta en peor persona. Sí, hay momentos en los que puedo provocar vergüenza ajena, pero la libertad que me otorga no preocuparme de lo que piensen me permite hacerte reír tanto como tú estés dispuesta. Todos soñamos con que alguien olvide el lastre del ridículo por nosotros como en las peores películas; que bailen, canten o griten por nosotros, que sean capaces de cualquier cosa por demostrarnos lo que somos. Yo, por suerte, ya he descubierto que cargo con demasiadas mochilas como para darle importancia a otra. Tenlo claro: si es necesario: bailaré por tí alrededor de las farolas, cantaré tu canción preferida con el mejor de mis gallos y gritaré a tu oído en medio de Gran vía lo que me gusta hacer el amor contigo. Puede que no te sea suficiente, pero nunca subestimes el límite de la imaginación de un hombre con únicamente la cordura necesaria.

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